El Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas y longevas de México, recibió un duro golpe por parte de las autoridades estadounidenses, quienes realizaron una amplia operación internacional que dejó como resultado más de 600 personas detenidas, grandes cantidades de droga asegurada y una fuerte presión sobre las redes de distribución de estupefacientes en todo el continente.
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) calificó el operativo como una de sus acciones más contundentes de los últimos años. Esta intervención no solo se limitó a territorio estadounidense, sino que se extendió a siete regiones extranjeras en un esfuerzo coordinado por debilitar la capacidad operativa del cártel.
La ofensiva se llevó a cabo entre el 25 y el 29 de agosto, tiempo en el que se desplegaron agentes en 23 divisiones de campo en Estados Unidos. El resultado: 617 arrestos, más de 10 toneladas de droga incautada, así como la confiscación de armas de fuego y millones de dólares en efectivo, presuntamente provenientes de actividades ilícitas.
Según el informe oficial, el objetivo principal de la operación fue desarticular las estructuras de mando y control del cártel, atacar su red de distribución y cortar los vínculos logísticos que permiten el flujo constante de drogas desde México hacia diversos destinos internacionales, principalmente Estados Unidos.
Cártel De Sinaloa Bajo Presión Internacional
La ofensiva de la DEA representa uno de los más ambiciosos intentos por frenar las operaciones del Cártel de Sinaloa, grupo fundado en la década de los 80 y que ha logrado mantenerse vigente a pesar de las múltiples detenciones de sus principales líderes, incluidos Joaquín “El Chapo” Guzmán y recientemente Ismael “El Mayo” Zambada.
El despliegue internacional evidencia el carácter transnacional del crimen organizado. Las siete regiones extranjeras donde se efectuaron acciones simultáneas no fueron reveladas en su totalidad, pero fuentes extraoficiales señalan que se trataría de países clave en el tránsito y consumo de droga, como México, Colombia, España y algunos puntos estratégicos de Asia.
A través de un comunicado, la DEA resaltó que este operativo forma parte de una estrategia más amplia para debilitar de manera permanente las cadenas de suministro del narcotráfico. La agencia también subrayó que el éxito de esta ofensiva fue posible gracias a la colaboración con gobiernos extranjeros y el intercambio de inteligencia entre distintas agencias.
La DEA enfatizó que se trató de una acción quirúrgica que golpeó “el corazón” de la estructura logística del cártel, afectando a operadores clave, distribuidores regionales y enlaces financieros que facilitaban el lavado de dinero.
Postura Contrapuesta En México
Mientras las autoridades estadounidenses celebran un importante avance en su lucha contra el narcotráfico, en México la evaluación es más cautelosa. El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, declaró que, si bien se han logrado avances, no se puede considerar que el Cártel de Sinaloa esté desmantelado.
Durante una conferencia de prensa el pasado 28 de agosto, García Harfuch explicó que el cártel aún cuenta con múltiples facciones activas y líderes relevantes que continúan operando, por lo que el grupo criminal dista mucho de estar completamente eliminado. Aunque reconoció que algunas células han sido severamente afectadas por la captura de líderes y el decomiso de recursos, insistió en que el trabajo debe continuar.
Estas declaraciones contrastan con la narrativa estadounidense que ha calificado al cártel como “decapitado” tras las recientes detenciones, incluyendo la del propio Ismael “El Mayo” Zambada.
La disparidad en la evaluación del estado actual del cártel pone en evidencia las diferentes estrategias y ritmos de combate al crimen organizado entre ambas naciones. Mientras Estados Unidos busca resultados contundentes con operativos de gran escala, México apuesta por una narrativa más prudente y prolongada en el tiempo.
Zambada Y El Futuro Del Cártel
Una figura clave en esta historia es la de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los fundadores y líderes históricos del Cártel de Sinaloa. Su captura en julio del año pasado, al aterrizar en Nuevo México, fue resultado de una operación encubierta que, según su propio testimonio, contó con la colaboración de uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán: Joaquín Guzmán López.
Zambada fue entregado a las autoridades presuntamente por traición interna dentro del mismo cártel, lo que refleja la creciente fragmentación y rivalidad entre las distintas facciones del grupo delictivo.
Desde su detención, Zambada ha colaborado con la justicia estadounidense, al declararse culpable de cargos de narcotráfico en Nueva York y confesar haber sobornado a funcionarios y políticos mexicanos durante años. Esta cooperación ha generado expectativas sobre su posible testimonio contra otros miembros del cártel, lo que podría derivar en más arrestos y desarticulaciones.
Analistas señalan que, de confirmarse una colaboración más amplia por parte de “El Mayo”, se abriría una nueva etapa en la lucha contra el narcotráfico. Su conocimiento profundo de las redes internas del cártel, las rutas de distribución y los vínculos con otras organizaciones delictivas, lo convierten en una pieza clave para las autoridades de ambos países.
Por ahora, su testimonio ha servido para entender mejor la forma en la que operaba el cártel, desde los vínculos políticos hasta las estrategias financieras utilizadas para blanquear dinero.
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