La incidencia delictiva en Nuevo León registró un incremento significativo durante el año 2024, lo que coloca a la entidad en una posición preocupante respecto a la seguridad de sus habitantes. Según los datos publicados en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2025, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se reportó que la tasa de delitos por cada 100 mil habitantes fue de 33 mil 485. Esta cifra representa un aumento del 18.9% respecto al 2023, cuando la tasa se había ubicado en 28 mil 171.
El repunte en los indicadores no solo se traduce en estadísticas, sino que refleja la creciente vulnerabilidad de hogares y ciudadanos que cada día enfrentan situaciones de riesgo. El informe también señala que el año 2024 fue el segundo con más homicidios en la historia reciente de la entidad, lo que intensifica el panorama de preocupación entre la población.
Cifra negra alcanza niveles alarmantes
Uno de los puntos más delicados que arroja la ENVIPE 2025 es el crecimiento de la llamada cifra negra, es decir, los delitos que no son denunciados, que no se investigan o que no derivan en procesos judiciales. En Nuevo León, este porcentaje se ubicó en 92.7% en 2024, un incremento frente al 91.9% reportado en 2023.
El dato es especialmente relevante porque muestra que, aunque la incidencia delictiva creció, la respuesta de los ciudadanos frente al sistema de justicia se mantiene baja. La falta de confianza en las autoridades, así como el temor a represalias o la percepción de que denunciar “no sirve de nada”, contribuyen a que miles de casos queden sin registro oficial.
El problema de la cifra negra impacta directamente en la capacidad de las instituciones para diseñar políticas efectivas de seguridad. Sin información completa y confiable, las autoridades operan con márgenes reducidos y con diagnósticos incompletos que no reflejan la magnitud real de la crisis de inseguridad.
Percepción de inseguridad entre la población
El informe también pone en evidencia cómo los ciudadanos de Nuevo León perciben su entorno. De acuerdo con la ENVIPE 2025, el 67.8% de la población en el estado manifestó sentirse insegura durante el último año.
La percepción cambia notablemente si se desagrega por género: 61% de los hombres afirmaron sentirse inseguros, mientras que en el caso de las mujeres la cifra subió hasta 74.2%. Este contraste revela una vulnerabilidad diferenciada que afecta en mayor medida a las mujeres, quienes suelen estar más expuestas a ciertos delitos como acoso, violencia de género o agresiones en espacios públicos.
Es importante destacar que la percepción de inseguridad no se mide con base en los hechos ocurridos en el pasado, sino en la opinión de la población al momento de levantar la encuesta, realizada entre marzo y abril de 2025. Sin embargo, estas percepciones reflejan de forma clara la desconfianza y el temor que impera en la sociedad.
Además de ser el segundo año con más homicidios en la historia reciente de NL, el 2024 también destacó por incremento en incidencia delictiva.#ElNorteLocal https://t.co/0uoc22pAJT
— elnortelocal (@elnortelocal) September 19, 2025
Afectaciones directas a las familias
La incidencia delictiva en Nuevo León no solo se refleja en los números de la encuesta, sino en las consecuencias cotidianas que enfrentan las familias. El repunte de delitos como robo de vehículos, asaltos en transporte público, fraudes o extorsiones ha generado que los hogares destinen mayores recursos a medidas de prevención y seguridad, lo que impacta su economía y calidad de vida.
El documento subraya que muchos de estos delitos no se denuncian, lo que refuerza la idea de que el verdadero número de casos es aún más alto. La ausencia de denuncias, sumada a la alta cifra negra, crea un círculo vicioso donde la inseguridad se normaliza y los ciudadanos se acostumbran a convivir con el riesgo sin esperar una solución efectiva por parte de las autoridades.
Además, el incremento de delitos tiene repercusiones sociales de largo plazo. La inseguridad altera rutinas, modifica la forma en que los habitantes utilizan los espacios públicos e incluso impacta en la vida económica, ya que genera incertidumbre entre inversionistas y limita la movilidad en distintas zonas de la ciudad.
Un panorama que exige respuestas
Los resultados de la ENVIPE 2025 evidencian que la incidencia delictiva en Nuevo León atraviesa uno de sus momentos más delicados en los últimos años. Con un aumento cercano al 19%, una cifra negra que supera el 92% y una percepción de inseguridad que afecta a más de dos tercios de la población, la entidad enfrenta un desafío que va más allá de la estadística.
La seguridad se ha convertido en una de las principales exigencias de la ciudadanía hacia las autoridades estatales y municipales. Mientras el gobierno insiste en presentar cifras que muestran avances, los datos oficiales del INEGI revelan que la realidad es mucho más compleja y preocupante.
El impacto diferenciado entre hombres y mujeres, la desconfianza en las instituciones de justicia y el aumento sostenido de la violencia obligan a replantear las estrategias de seguridad en la entidad. Expertos coinciden en que no basta con incrementar la presencia policial; se requiere fortalecer la investigación, el acceso a la justicia y la atención a las víctimas para reconstruir la confianza en las autoridades.
En un contexto donde los homicidios alcanzan cifras históricas y la incidencia delictiva sigue en ascenso, los habitantes de Nuevo León demandan resultados claros y efectivos que garanticen condiciones mínimas de seguridad para vivir y desarrollarse en paz.
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