Los casos de depresión en Nuevo León han experimentado un incremento alarmante. En los últimos cinco años, los diagnósticos de esta enfermedad aumentaron en un 106 por ciento.Solo en lo que va del año 2025, más de 3 mil diagnósticos se han registrado en la entidad, con una media de 100 casos nuevos cada semana.
Detrás de estas cifras se encuentran historias reales como la de Ana, una mujer que, pese a mantener una vida funcional, enfrenta una lucha constante contra la distimia, una forma de depresión crónica que muchas veces pasa desapercibida. Como ella misma relata, solía realizar tareas adicionales en su entorno laboral para sentirse útil, tratando de compensar la sensación constante de vacío. Su testimonio refleja lo silenciosa y persistente que puede ser esta enfermedad.
La distimia, como otras variantes de la depresión, muchas veces no es identificada a tiempo, y esto complica su tratamiento. Las autoridades sanitarias reconocen que este tipo de padecimientos han dejado de ser aislados para convertirse en una problemática de salud pública, que requiere atención urgente y especializada.
Mujeres Y Jóvenes, Los Más Afectados
Los especialistas en salud mental advierten que las mujeres mayores y los adolescentes son los sectores más vulnerables a padecer depresión, aunque no siempre se les diagnostica a tiempo. Esto ocurre, en gran parte, porque la sociedad tiende a normalizar los síntomas de estos trastornos, restándoles importancia o interpretándolos como estados emocionales pasajeros.
La psicóloga Samira Susana Suro Barbosa, experta en educación y género, señala que en muchos entornos la tristeza o el desgano son minimizados o invalidados por familiares, amigos o compañeros. Frases como “no estés triste” o “échale ganas” son comunes, pero lejos de ayudar, refuerzan la invisibilidad del problema. En este contexto, muchas personas prefieren no expresar lo que sienten, y eso profundiza su aislamiento.
Por su parte, la psicóloga Perla Orozco, de la Dirección de Salud Mental y Prevención de Adicciones, explica que la depresión y la ansiedad son las enfermedades mentales más frecuentes en el país, y Nuevo León no es la excepción. No obstante, la ansiedad no figura como diagnóstico en los reportes oficiales de la Secretaría de Salud, lo cual impide una medición real del problema y obstaculiza el diseño de políticas públicas adecuadas.
El Reto De Visibilizar La Depresión en Nuevo León
Uno de los principales desafíos en torno a la salud mental es romper con la normalización del sufrimiento emocional. Aunque los datos muestran un aumento claro en los diagnósticos, muchos casos siguen sin ser atendidos ni registrados. La falta de información sistematizada, especialmente en trastornos como la ansiedad, agrava la situación, pues impide dar seguimiento clínico y social a quienes lo necesitan.
Además, muchas personas continúan arrastrando el estigma que pesa sobre las enfermedades mentales. En el caso de pacientes funcionales, como Ana, que pueden mantener una rutina aparentemente normal, los síntomas son ignorados incluso por su entorno más cercano. Esta invisibilidad social retrae aún más a quienes necesitan ayuda profesional y retrasa su recuperación.
Mientras tanto, los servicios públicos de salud mental contra la depresión en Nuevo Leónsiguen siendo insuficientes para cubrir la demanda creciente de atención. Aunque existen unidades especializadas en el estado, muchas veces el acceso a terapia o consulta psiquiátrica depende de largas listas de espera, escasez de personal o falta de recursos económicos por parte de los pacientes.

Urge Priorizar La Salud Mental
Los casos de depresión en Nuevo León representan ya el 4.3% del total nacional, una cifra que coloca al estado en los primeros lugares de incidencia. Tan solo en la semana del 9 al 15 de marzo de 2025 se reportaron 175 nuevos diagnósticos, el pico más alto del semestre. Esta tendencia no solo refleja un problema clínico, sino también un fenómeno social que requiere intervenciones transversales desde el sector público y privado.
El reto es múltiple: mejorar la detección, ampliar la cobertura, capacitar al personal médico y generar campañas que desestigmaticen las enfermedades mentales. Las políticas públicas deben ir más allá de los boletines estadísticos y atender las raíces estructurales de este fenómeno, como el estrés laboral, la violencia familiar, la precarización económica y la soledad en personas mayores.
Especialistas insisten en que el bienestar emocional debe ser tratado como una prioridad en salud pública, con el mismo nivel de urgencia que enfermedades físicas crónicas. De lo contrario, las consecuencias se seguirán acumulando en forma de diagnósticos tardíos, crisis personales no atendidas y pérdida de calidad de vida para miles de personas en el estado.
¿Qué es el la distimia?
La distimia se distingue por mantener un estado de ánimo depresivo de forma persistente durante al menos dos años, acompañado por lo menos de otros dos síntomas relacionados con la depresión.