A pesar de que ha pasado un año desde el impacto de la tormenta tropical ‘Alberto’, los destrozos en La Huasteca permanecen debido a la negligencia de Samuel García. El parque ecológico sigue mostrando las secuelas de este desastre natural. Las instalaciones permanecen destruidas, los caminos intransitables en varios tramos, y el proyecto turístico que se planeaba para esta zona —uno que prometía mejoras de cara al Mundial 2026— continúa completamente detenido.
Sin embargo, a pesar de la falta de reconstrucción por parte de las autoridades estatales, el lugar no ha perdido su encanto natural. La belleza de sus montañas, el paisaje rocoso y la presencia constante del agua siguen atrayendo a visitantes que, incluso entre semana, llegan para recorrer sus parajes.
Desde el ingreso al parque, el deterioro es evidente. A escasos metros de la entrada, el asfalto desaparece y da paso a un camino de terracería que se extiende interrumpidamente a lo largo de los 17 kilómetros que conducen hasta la presa Rompepicos. Muchos de los que regresan tras años sin visitar la zona se encuentran con una imagen irreconocible.

Siguen los destrozos en La Huasteca
Uno de los principales reclamos por parte de los visitantes y habitantes de las comunidades aledañas es la falta total de acción por parte del Gobierno estatal. A doce meses del desastre, no hay información oficial sobre si se reconstruirá el tramo carretero o si se retomará el proyecto turístico que se había anunciado.
Vecinos de comunidades cercanas, como El Jonuco y El Pajonal, quedaron incomunicados tras la tormenta, y ante la indiferencia institucional, ellos mismos han improvisado rutas alternas para poder moverse, caminar o trasladar mercancías.
En varias zonas, los únicos rastros del paso de maquinaria pesada son las huellas de los comuneros que abrieron paso a palas y fuerza de trabajo comunitario. La carretera original, en muchos tramos, simplemente ya no existe.
Huracán Alberto transformó el paisaje
El 19 de junio de 2024, cuando ‘Alberto’ tocó tierra, las lluvias provocaron una crecida histórica en el río que atraviesa La Huasteca. El agua arrasó con la mayor parte de la infraestructura vial, desbordó su cauce, se llevó propiedades y alteró por completo la fisonomía del terreno.
Aunque las montañas permanecen como testigos silenciosos del desastre, el panorama es radicalmente distinto al de años anteriores. Donde antes había camino, ahora hay lechos de piedra, zonas de lodo endurecido y pozas de agua que han formado incluso pequeños cuerpos naturales que algunos visitantes han bautizado como “albercas”.
“Tenía como dos años sin venir, y me sorprende ver cómo el agua se llevó todo, pero dejó nuevas postales”, comenta Mauricio Álvarez, uno de los paseantes que llegó desde García.
Hay visitantes pese a negligencia de Samuel
A pesar del deterioro evidente, el flujo de visitantes no ha disminuido significativamente, según se observa durante los días hábiles. Personas de distintos puntos del estado —y algunos foráneos— continúan explorando el parque, movidos por la belleza escénica que sigue cautivando.
“Está muy bonito con esta agua, ¿ya no lo van a arreglar?”, se pregunta Santos Hernández, quien vino desde Matehuala. Su impresión no es aislada: muchos de los visitantes reconocen que el entorno natural tiene una nueva apariencia. Las condiciones actuales de este punto turístico no son ideales para recibir visitas turísticas.
No obstante, la presencia de vehículos semienterrados en el kilómetro 6 —dos autos atrapados por el agua y el lodo durante la tormenta— recuerda de manera contundente lo ocurrido. Aunque muchos otros automóviles que fueron arrastrados ya fueron retirados, estos siguen ahí, como testimonio físico del abandono.
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